La historia comienza con un doble nacimiento. En un hogar humilde viene al mundo José Armando y su madre, una pobre campesina, muere en el parto. Al mismo tiempo nace Esmeralda, la hija de Don Rodolfo y doña Blanca Peñarreal, un rico matrimonio de hacendados. Tras pensar que Esmeralda nació muerta, y sabiendo que Rodolfo deseaba un varón, Dominga, la comadrona, y la nana de confianza de la familia Peñarreal, deciden cambiar los bebés. El pago por el silencio de tan terrible secreto son unos valiosos aretes de esmeraldas, un par de piedras preciosas que no pagan en nada la injusticia del desamparo. Cuando llega a su jacal, Dominga se da cuenta de que la niña vive, pero por miedo a devolverla la cría junto a ella, poniéndole el nombre de Esmeralda. Y el tiempo, que todo debió sanarlo, sólo se encargó de entretejer las trampas del amor. Esmeralda nace ciega, pero la bondad de su corazón le da la luz para ser feliz e ilusión para creer que algún día verá el amor. Sus ojos son "los ojos del amor". A partir de ese momento, José Armando se criará rodeado de comodidades como hijo legitimo de los Peñarreal, mientras que Esmeralda crece en el campo como un animal salvaje, al cuidado de Dominga. Sin embargo, el destino siempre pone las cosas en su sitio y un día ambos se conocen. Esmeralda y José Armando se aman entrañablemente y dan rienda suelta al amor, culminándole en la sutil entrega de sus almas. La obsesión, el deseo, los intereses familiares, el falso amor de una mujer y el orgullo de hacer prevalecer la casta destruyen todo noble sentimiento. Esmeralda y José Armando son victimas de este mar de rencores que, poco a poco, los sumerge en la oscuridad del desamor.